LOS ONICÓFOROS
Los onicóforos
son una clase de invertebrados artrópodos, de cuerpo blando e insegmentado, con
antenas anilladas, boca ventral, un par de apéndices defálicos, un par de ojos
y patas en forma de cono carnoso teminado por unas uñas.
Son unisexuales,
vivíparos y carnívoros, y respiran por tráqueas; viven en sitios obscuros,
debajo de cortezas o piedras, y necesitan ambiente húmedo y cálido.
Miden unos 15
centímetros. Solamente existe un género, perípatus, con unas 70 especies
de las Antillas, América del Sur, África del Sur y Australia; en este
país vive el perípatus capensis, la especie más conocida.
Algunos zoólogos
los consideran como un subfilo y otros incluyen en otro filo al que llaman
parartrópodos.
- Peripatus:
Es un género de artrópodos, único de la clase de los onicóforos y que, por
tanto, tiene las características del grupo. La especie tipo es la de El Cabo, Peripatus
capensis, de unos 5 centímetros de longitud, pero hay otras en América, Peripatus
edwarsi, Australia, Peripatus leukarti, Nueva Zelanda, Peripatus
novaezelandiae, etc.
Los tardígrados
Unos
pequeños seres han despertado mi curiosidad, y la de todo el panorama
científico, por sus extrañas cualidades. Se tratan de los tardígrados, o
también conocidos como “osos de agua”. Aunque fueron descubiertos hacia
finales del siglo XVIII, es hoy cuando empezamos a darnos cuenta de la
trascendencia de las características de estos diminutos invertebrados.
(Del lat. tardigradus).
1.
adj. Zool. Se dice de los animales que se distinguen por la lentitud de sus
movimientos, y especialmente de los individuos del filo de los Tardígrados
(Ej.: Perezoso).
2.
m. pl. Zool. Filo de invertebrados microscópicos afines a los artrópodos, de
cuerpo rechoncho cubierto por cutícula y cuatro pares de patas terminadas en
uñas.
Los Tardígrados son una
de las especies más interesantes del mundo, ya que poseen unas cualidades que
les permiten sobrevivir en las condiciones más extremas, incluso, en ambientes
donde se conoce que puedan habitar muy pocas especies, como el espacio abierto,
donde la falta de oxígeno es motivo más que suficiente para pensar que ninguna
de las especies de la tierra basadas en ese elemento químico pudieran hacerlo.
Estos pequeños animales
fueron descubiertos por Johann August Ephraim Goeze, un zoólogo acuático, en
1773. Con más de 900 especies de osos de agua se encuentran por todo el mundo,
desde las montañas del Himalaya (en altitudes de más de 6000 metros) hasta
zonas del profundo océano (4000 metros bajo el nivel del mar).
Lo increíble acerca de
estas pequeñas criaturas es lo resistentes que son a casi todo. Pueden estar en
el espacio, en las calientes fosas volcánicas oceánicas, o en las frías aguas de
los polos. Pueden sobrevivir en ambientes con temperaturas extremadamente
bajas, hasta los -272º C y altas, hasta los 151º C. También pueden sobrevivir a
unas 57 veces más radiación que los humanos. No importa donde estén, la
supervivencia de estos seres es una garantía.
Los tardígrados (Tardigrada),
llamados comúnmente osos de
agua, constituyen un filo de invertebrados protóstomos segmentados
microscópicos (de 0,1 a 1,2
mm) que habitan en el agua y poseen entre seis y ocho patas en
pares ordenados. Los tardígrados fueron descritos por primera vez por Johann
August Ephraim Goeze en 1773. El nombre Tardigrada significa “de paso lento” y fue dado
por Lazzaro Spallanzani en 1777, precisamente a causa de la lentitud de este
animal. La denominación oso
de agua“ositos de agua”) y proviene de la manera en la que caminan,
similar al andar de un oso. Los adultos más grandes pueden alcanzar un largo de
1.5 mm, y los más pequeños situarse por debajo de 0.1 mm. Las larvas pueden ser
más pequeñas que 0.05 mm. Se conocen más de 1.000 especies de tardígrados.
Algunos autores todavía los consideran una clase de artrópodos, aunque el debate sobre su clasificación sigue completamente
abierto, dado que por sus características no se asemejan a otros filos
de invertebrados conocidos. fue dada por Goeze (del alemán Kleine
Wasser-Bären, literalmente
Los tardígrados son
especialmente abundantes en la película de humedad que recubre musgos y
helechos, aunque no faltan especies oceánicas y de agua dulce, no habiendo
virtualmente rincón del mundo que no pueblen.
Su
cutícula puede llegar a ser de colores sorprendentemente vistosos, desde tonos
rosados hasta azules eléctricos. Además poseen extremidades, dedos, e incluso,
unas valiosísimas uñas